domingo, 14 de agosto de 2011


Introducción

El diccionario de la real academia española define el término “Peregrino”  como aquel que habita tierras extrañas, también dice que es alguien que deambula de un lado a otro con el fin de buscar una cosa, dejar un precepto o resolver algún asunto.
En este caso yo seria como un camino de tierra, una ciudad, un pueblo que estuvo en paz varios años y que de pronto se vio aturdido por un desconocido que vino a dejarme una enseñanza, la cual jamás hubiera querido aprenderla con el corazón, nunca hubiera deseado sentirla en lo profundo de mi alma y no es que me guste ser un ignorante sino que no me gusta el dolor fusionado con el aprendizaje. Fue una lección que me costo lagrimas, me costo varias semanas aturdiendo a todos a mi alrededor, algunos meses donde mi estado de animo se vio aplastado por un torrente de recuerdos que no me dejaban vivir la realidad.
La visión que tenia acerca de la vida y las experiencias humanas se me habían extendido varios quilómetros hacia los costados, un tornado de sucesos desequilibro lo que yo pensaba que estaba ponderado, un golpe de realidad sacudió las raíces de mi fobia, fobia que adquirí a muy temprana edad, después mencionare como fue y por que, un viento valiente derribo mis miedos hacia el vacio. Una realidad cruda de muchas personas, una verdad que se me presento justo delante de mis narices y que por poco me mata de miedo, miedo tal vez por ignorante, por no saber que lo que yo creía no era certero sino un producto de mi fantasía, contaminada por tantos miedos que eran provocados por ser una persona fóbica.
El dolor se potencio y se agrando mucho mas con la despedida que me toco respirar, con el adiós de aquella mañana, veinte y nueve de mayo de dos mil siete a la siete de la mañana, jamás me olvidaría de la fecha seria como olvidar el paso insistente de las agujas del reloj. Esa mañana supe que despegarse de alguien que te enseño mucho es como arrancarse el paso constante de la vida de la mente, es como sentir que la vida es un rombo que gira y gira y jamás se detiene, algo que no tiene sentido, aunque después de mucho tiempo todo se acomode en la cabeza. Aprendí a que no solamente la perspectiva errónea de la sociedad mancha y lastima sino que también vivir en soledad o ser una persona autónoma te enseña a crecer y tomar las riendas de tu propio carro y conducirlo hacia el destino que tú mas prefieras.
Podría decir que junto a ese peregrino pase los mejores momentos de mi vida, pero también le estaría faltando a la verdad a mi actual y nuevo compañero de ruta que la vida me puso al lado después de un año, pero aun así el peregrino supo dejarme en la mente que la sociedad no solo escupe y mancha sino que también condena por demás sin saber nada.
No se si todavía ese peregrino anda dejando moralejas por cualquier otro camino pero en caso de estar leyendo estas líneas quiero que sepa que marco un antes y un después en mi vida espiritual. No es lo mismo el solitario que el autónomo.

No es lo mismo el solitario que el autónomo.

Hoy es Viernes veinte de marzo de dos mil siete, son aproximadamente las tres en punto de la tarde, el ruido de los quehaceres domésticos de mis adorables vecinos interrumpen mi siesta, y cuando digo adorables no es mas que un profundo sarcasmo, un profundo odio me recorre el cuerpo, esta en mi intención asomarme por la ventana y pedirle que por favor no hagan ruido, que todos tenemos derecho  a dormir siesta, pero tengo la seguridad de que a ninguno de ellos les importaría me gran deseo de dormir, no me harían caso y probablemente seguirían haciendo ruido cada vez mas insoportable y lo aumentarían si fuera necesario para fastidiarme. Asique decido levantarme resignado de mi cama y me voy al comedor, doy vueltas y decido  comer algo del refrigerador, abro, miro, tanteo, y finalmente cierro la puerta con las manos vacías, nunca hay nada dulce que yo desee comer, siempre verduras, botellas de agua mineral, frutas que no son de mi agrado, y comida salada, un verdadero asco.
Camino como un vagabundo por la casa buscando algo que me entretenga y sustituya el sueño que aun invade mis ojos, pienso en ponerme a leer en la reposera de la antesala  pero seguramente en estos momentos cualquiera historia me provocaría sueño, miro la PlayStation debajo del televisor y recuerdo haber jugado todos los juegos que están en el porta Cd, considero la posibilidad de ir a visitar a mi cuñada pero con tal solo pensar en las cuadras que tengo que caminar un profundo desaliento ataca mis piernas, me siento rendido en el sofá sin saber que hacer ni con que divertirme o siquiera pasar el tiempo, finalmente me decido por meterme en el ducha y pasar un buen rato hasta que el sueño se disipe. Bañarse cuando estas solo en la casa es uno de los grandes placeres, o por lo menso para mi, no sientes la necesidad de urgencia de ningún familiar, no te apura nadie diciendo que se les hace tarde si no sales pronto, me gusta escuchar el silencio de casa cuando mis padres están de viaje y mis hermanos no vienen a visitarme, o mejor dicho a inspeccionar la casa, orden de papa y de mama, seguro. Aunque el silencio no sea puro, gracias a los vecinos, puedo sentir una brisa de tranquilidad y paz que se extiende por toda la casa, que entra por el baño y que me eleva a una nube solitaria y despejada. Siento un enorme deseo de que ningún amigo o hermano golpee la puerta e interrumpa este paraíso, seria como volver a derribar las torres gemelas, o como desencadenar una nueva  tercer guerra mundial, sacaría lo pero de mi. Mientras el agua cae en forma de bastones extensos y a gran velocidad sobre mis hombros, disfruto segundo a segundo los momentos de privacidad que me hacen que me encuentren conmigo mismo, que mejor que encontrarse con uno mismo, amarse, quererse, desearse, recorrerse el cuerpo con nuestras propias manos y sentir que somos bellos en cada rincón de nuestra piel. También pienso en las millones de cosas que hare en la ausencia de mis padres, desde recorrer la casa desnudo hasta una fiesta con todos mis amigos, con la complicidad de mis hermanos, obvio. En estos momentos uno entiende ese tan reconocido dicho de que SOLO VENIMOS Y SOLO NOS VAMOS, el ser humano es autónomo, no solitario, las personas pueden ser felices y compartir cosas consigo mismo, amarse a uno mismo sin el complot con otro, aunque a veces el amor de a dos puede ser distinto, puede disfrutar de la casa con la compañía de la música que a uno tanto le gusta, puede cocinarse a la hora que desea sin la aprobación ajena, puede habitar la cama en forma completa y no tener que conformarse con una parcela de colchón,  puede despertar a la hora que sea, siempre y cuando no tenga obligaciones, como ir a trabajar o un crio que mantener.
 Claro que a veces todo esto se potencia o disminuye, depende en algunos casos, con la persona que te puede tocar en la vida, pero considero que ser una persona libre y autónoma esta bueno, yo lo considero así, ja.
Después de esta inmensa catarsis, cierro las llaves del agua y me seco para por fin salir del baño. Camino tranquilo con mis dotes corporales al aire, se que por ahí al imaginarse semejante escena puede resultar chocante o indeseablemente inimaginable, pero me gusta describir el increíble bien estar que provoca sentirse libre hasta de las prendas que socialmente nos adjudicaron, el viento inhibe mis partes mas prohibidas y me hace sentir como si estuviera en un campo a pleno sol, con el aroma de las lavandas y la suave contextura del pasto debajo de mis pies, y todo este escenario mental se produce gracias al gran ventanal del comedor por donde puede entrar hasta la mas mínima brisa del aire y los rayos del sol.
Me reposo tranquilo en el sofá con la serenidad de que nadie puede entrar, cierro mis ojos y me concentro en mi respiración, como si estuviese practicando alguna doctrina de relajación espiritual. Me siento libre, soy libre, que bueno es ser libre, puedo sentir que mi cuerpo no esta atado ni cubierto, mis preocupaciones desaparecen lentamente cuando pienso que me encuentro solo en casa, la música que suena desde el grabador suaviza mis oídos transportándome a un mundo tangible, demasiado real. Hay un niño parado en el medio de lo que parece ser un descampado, apenas puedo visualizarlo, la bruma esta bastante densa, parece estar desnudo, pero no, tiene puesto un pantalón corto que le llega hasta las rodillas, es de tez blanca con cabellos negros, esta con el mentón pegado a su pecho, se lo ve como regañado, triste por algo que los niños hacen desde sus travesuras, me voy acercando lentamente, me acerco cada vez mas hasta que por fin toco su hombro con mi mano, “Oye te encuentras bien”, le pregunto, alza su mirada, pienso en sus maravillosos ojos color cielo, “ Si, estoy mejor que nunca”, “No tienes miedo de estar aquí solito” le pregunto, “No”, me contesta en un respirar, “ Pero por que estas solo aquí en medio de la nada”, “ Por elección mía, tu sabias que estar solo es una opción que podemos tomar sin preocuparnos de que nos miren como pobrecitos, como si estuviésemos tristes”, quedo verdaderamente absorto ante tanta filosofía prematura, “No la verdad es que no lo eh pensado, considero que estar solo es una situación variable, a veces estas en compañía de ti mismo y a veces de otros”, “ Pues no, estar solo es cuestión de elegirlo, tener una mente limpia y adiestrada, es entonces ahí cuando disfrutas de tus tiempos en soledad, por que lo que te viene a la mente no es mas que cosas maravillosas que realizaste a lo largo de tu vida o que te gustarían realizar”. Un timbrazo aturde mis oídos y me sacan de transe, me siento bastante confundido al no saber si aquello fue un sueño o solo pura imaginación, no presto atención y acepto la enseñanza que aquel niño me dejo entre manos. Camino hasta el intercomunicador y pregunto quien es, no responden, hago de nuevo la pregunta y tampoco recibo señal del otro lado, cuelgo, seguramente serán los niños que se divierten molestando a los vecinos tocando timbre y luego escondiéndose. Miro el reloj de madera que cuelga en la pared, son ya las seis y media de la tarde, ir al colegio por la mañana tiene su lado bueno y su lado malo, aunque el lado malo me pese bastante, levantarme a las cinco y media de la mañana cuando todo el mundo duerme no es para nada divertido, sobre todo si se trata de mi, ya que dormir es una actividad súper emocionante, ja, pero se recompensa con tener todo el día libre así tenga que dejar las tareas para el fin de semana y luego no pueda salir a divertirme con mis amigos por los pilones de fotocopias que se me acumulan para estudiar.
Barajo en mi mente que puedo prepararme para comer pero todo lo que se va sucediendo en mi cabeza me produce fatiga, desde unas simples hamburguesas hasta la más complejidad que se necesita para cocinar empanadas de pollo, también pienso en pedir por teléfono comida hecha pero no, siempre me dio desconfianza la comida hecha, no sabes con certeza si la comida que te llevas a la boca esta cocinada recientemente o tiene días de cocción, ahora que mama no se encuentra en la casa puedo darme cuenta de que tengo que autoabastecerme por mis propios medios y si no actuó por mis convenientes recursos todo se me viene abajo, parece catastrófico pero es así. Finalmente decido cocinar las hamburguesas que están en el refrigerador. Mientras espero el punto máximo de cocción pongo un poco de música, Dido es una artista que sabe como relajarme, sus canciones me transportan a un mundo intangible, la suave melodía siempre escarba hasta los suelos más macizos de mi conciencia, a pesar de mi limitado comando de ingles puedo entender sin incomodidades lo que expresa en sus baladas, hay una de ellas, muy linda, que me recuerda una historia pasada, se titula Don’t Leave Home (No dejes la casa), el titulo y la canción en su totalidad pueden explicar en forma completa, como una película, aquella experiencia afectuosa, una parte dice: 
“Si estás frío te mantendré caliente
Si te sientes deprimido, solo espera
Porque seré tu seguridad
Oh no dejes la casa”, una clara explicación metafórica del desamorado episodio que mas adelante plasmare en algún capitulo.
El sonido del microondas me anuncia que las hamburguesas ya están lista, ah me olvide aclarar que las hice en el microondas, me siento a comer, la soledad no me molesta por que como ya he dicho soy una persona autónoma que no necesita estar acompañado para sentirse seguro y animado. Por dentro de mí salta un pequeño impulso de querer ver la televisión pero prefiero estar en silencio y conmigo mismo. Organizo en mi mente el inventario de actividades que hare mañana en todo el día, pero después aborto la idea, no confió mucho en el futuro, como decía Borges; “El proceso del tiempo es un trama de efectos y causas” asique prefiero esperara a que las cosas ocurran y ver sus respectivos resultados, después de todo no tengo nada divertido e interesado con quien hacer desde que todos mis amigos se fueron a estudiar a España, la maldita casualidad de que todos decidieron hacer, al mismo tiempo, un cambio de estudiantes con jóvenes europeos, así que es por eso que puedo encontrar con gran facilidad una actividad de carácter individual.
Después de devorarme con desesperación los cuatro medallones de carne, hago una pausa entre lo que  hare próximamente, que seguramente sea fumar un cigarrillo en la azotea, actividad que siempre me gusta realizar cada vez que me encuentro solo en la casa, lo defino como una terapia privativa  que me ayuda a reflexionar sobre  la interioridad de mi persona, desarrollar lo que día a día aprendo y lograr una intensa paz profunda. Me siento como si me hubiera comido una vaca entera sin siquiera masticarla, los problemas digestivos me siguen desde los ocho años, la panza se me hincha como un globo y siento como si mis pulmones estuvieran acorralados por los demás órganos apretándolos y dificultándome la respiración.
Después de dejar que pasen treinta minutos agarro el paquete de cigarrillos del mueble, el encendedor y una mantilla que uso para acostarme. Subo por la escalera de fierro que esta en la esquina de la casa, la subo con precauciona, padezco el mismo vértigo que sentiría como si estuviese subiendo el cerro Aconcagua, hasta las mínimas alturas me alteran el sistema nervioso.
Estoy arriba de mi techo, me siento en forma de indio, agarro un cigarrillo y lo enciendo hacia arriba mientras que mas allá del extremo de el veo una pantalla oscura con puntos iluminados, el cielo nocturno, que maravilla,