miércoles, 6 de julio de 2011

El niño de mi habitación blanca.

Mil recuerdos se azotan contra la pared de mi habitación blanca con paredes altas y decoradas con cuadros en blanco y negro, mil caras se afilan desde la puerta,  también pintada de blanco, hacia donde me encuentro y logran asustarme,
mil escenas pasadas se van reproduciendo de repente en mi tele apagado, mil memorias
van erizando mi piel hasta llegar a mi alma y provocarme el llanto, mil voces de todos los 
tonos se van escuchando desde mi radio y van repercutiendo mis oídos, 
algunas reconozco y otras se van desmayando en 
el transcurso del tiempo, mil moldes de personas
se van poniendo una al lado de la otra en el piso y cuando piso alguna
sin querer mi corazón late a mayor velocidad mientras que en otras mi cuerpo
se encuentra libre de sentidos, desde el ropero se siente el ronroneo de mil voces,
agudizo mis oídos y siento que quieren salir, un calor con aroma emana de la estufa y
puedo reconocer esos olores, creo que los conozco de antes, una música que
entra por mi ventana va encubriendo mi alrededor y mis piernas empiezan 
 a danzar pasos que baile en veranos pasados. 
Dejo de escuchar voces en mi ropero, me acerco lentamente 
y con cautela, como si percibiera un peligro o algo inesperado, acerco mi mano
hacia el picaporte lentamente hasta que mi mano lo envuelve, cierro los ojos y en un pestañear
abro la puerta, abro mis ojos y me asombro ante lo que mis ojos ven, no lo puedo creer, 
me parece algo irracional, un montón de prendas de niño están apiladas, no concibo lo que 
estoy enfrentando, es ropa vieja, es ropa vieja, algunas remeras se encuentran pintadas de un color
con el tono amarillento que deja el transcurso del tiempo, pantalones con las rodilleras agujereadas
y desgastados,  chalecos de lana deshilachados. Tomo uno buso que me resulta familiar,  
no es que las demás prendas no me resulten conocidas, pero este buso se penetra en mi 
mente y me impulsa a tomarlo para supervisarlo mejor,  mientras que camino hacia mi cama 
puedo descubrir intencionalmente que debajo de la mesita ratonera que se encuentra
en mi habitación hay algo violeta pero no alcanzo a diferenciarlo así que me acerco 
y lo tomo, es un dinosaurio de juguete, pintado de violeta con una sombra verde en su cuello largo, 
y quedo mas absorto que antes, me parece demasiado familiar, demasiado cercano a una parte de mi vida. Me siento en la cama y me pregunto una y mil veces que pudo
haber sucedido en mi ausencia, quien pudo haber entrado para realizar esta broma incoherente,
por que me parece algo absurdo todo esto, no le encuentro lógica alguna, y aborto el pensamiento 
de que mis hermanas pudieron estar acá ya que hace años que no se nada de mi familia. 
Me paro una vez mas, esta vez solo para ir a buscar al refrigerador un vaso de agua, 
ante tanto desconcierto me agarro una sed terrible, cuando me acerco al refrigerador abro el 
freezer y cientos de fotos se caen al suelo explotando en el piso y desparramándose por 
todos lados, quedo mas atónito todavía, la sed se me fue en cuestión de segundos, 
me doy cuenta de que las fotos cayeron todas al revez sin dejarme ver las imágenes, 
me siento en el suelo para mirar las fotos, doy vuelta la primer foto que agarro, de pronto 
me quedo sin aliento al ver la fotografía, en el papel se encontraba mi abuela sentada en un 
sillón de fierro con cintas blancas y rojas, enseguida doy vuelta otra y veo a mi mama
con un fondo rural, como si estuviera en el campo con los pelos volados, doy vuelta
otra foto, en esta se encuentra mi papa posando con una caña de pescar en un muelle, y así doy vueltas
todas las fotografías sin poder creer todas las fotos de mi niñez e infancia, salgo de la cocina como un
rayo, enojado, muy furioso me dirijo al living como si ahí estuviese el culpable de toda
esta ridiculez, cruzo la puerta de la sala de estar y mis pies se trastabillan con algo para
nada solido, después de soplar mis manos por el raspón que provoco la caída descubro un 
oso de peluche de color amarillo, doy un grito de furia, todo esto me deja desconcertado. 
De pronto siento el picaporte abrirse, y una luz cegadora pone en contraste la imagen de un niño caminando hacia mi, cuando por fin la luz desciende su esplendor, puedo ver claro al pequeño, no lo puedo creer, no entra otro pensamiento que no sea el asombro que me deja absorto, es irreal, súper incoherente, esto es de película. De repente me veo agarrándome la mano, puedo sentir dos veces como las manos se rozan, y no solamente puedo sentir su piel sino que también desde otro ángulo puedo sentir mi piel como si fuese totalmente ajena.

-La vida es un soplo de aire esbozado desde la boca de un niño.

Me dice y se esfuma.
Era yo, ese niño que entro por mi puerta, era yo.
Ahora entiendo. La vida es un corto camino en el cual tengo que caminar y no quedarme sentado y ponerme a ver como la vida pasa adelante mio.

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