sábado, 2 de julio de 2011

Mis alas ya crecieron.

"Sin gloria pero sin pena
no cometas el crimen, varón
si no vas a cumplir la condena
quiero vivir dos veces
para poder olvidarte
quiero llevarte conmigo
y no voy a ninguna parte
no te preocupes, Paloma"



Cerré el portón de mi casa seis cuarenta y cinco,
mire por ultima vez atreves de las rejas, y
pude observar a mi mama sentada en la masa
con la mirada perdida hacia la ventana, no me podía visualizar,
no pudo descubrir que yo estaba paradito en la vereda viendo
como su dolor se hacia cada vez mas grande y empañaba los vidrios,
cuyo dolor se debía a la marcha que emprendí como ser autónomo,
sin darme cuenta descubrí que las alas ya habían crecido.
Me mantuve firme ahí afuera, como veinte minutos, no fue de masoquista,
no claro que no, es que quería llevarme la ultima imagen de mama sentada en
nuestro comedor, cubierta por la luz de nuestro techo, acompañada por los
muebles con los que muchas veces de niño me eh golpeado.
Mis lagrimas empezaron a fluir ante esa imagen desolada y casi sin consuelo,
sentí un dolor inmenso en mi pecho que hizo quebrar mi cuerpo en mil pedazos,
cargue con mi tristeza y pude arrancarme de aquel portón para no seguir martirizándome,
sabia que si me quedaba dos segundos mas tenia que cortar mis alas y nunca mas
me crecerían.
Con los ojos llenos de lagrimas y el pecho ya lastimado, tome el colectivo que
me llevo a la estacion de tren, cuyo tren me llevaria a mi nuevo hogar. Mientras el 
colectivo se deslizaba por la calle fije mi mirada hacia afuera de la ventanilla y a cada 
centímetro reaparecía la imagen, no tan nítida, de la carita de mama con sus brazos sosteniendo
su mentón y mojando seguramente el mantel con sus lagrimas. Un dolor en el pecho me paralizo,
me detuvo en el tiempo, me arranco el corazón, las imágenes de mi vida sin ella se fueron filtrando
en mi mente, pude ver que mi vida aparir de ese momento ya no estaría en compañía de la
mujer que dio razón a mi vida y motivo a mi existir. 
La que siempre me dijo que tenia que volar ni bien me crecieran las alas 
ese noche estaba sentada en su rama imaginando como su pichón
comenzaba a volar por su propio camino y mediante sus propias alas, la 
que siempre me recordó que la vida se trata de caminar y caminar 
y conocer hoy estaba sentada en su lecho viendo
como una parte de su vida se alejaba, la maestra que me enseño que los caminos
de los suburbios de esta tierra se encuentran empedrados hoy cierra su escuela 
por que su ultimo alumno ya se gradúo. 
Me senté en el borde de las vías y perdí mi mirada en la infinidad de los riles, quise atar 
el dolor en los durmientes pero esta criatura caprichosa se aferra al alma y esta la consuela,
murmure por lo bajo la canción que mama siempre cantaba en voz grave y en tono elevado, 
y así enternecí mis oídos hasta calmar el latido galopante de mi corazón. Clave el olvido en la 
tierra y me jure que nunca olvidaría a Mama, que si bien no murió hoy no vivo con ella.

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